El aumento de la inversión en la agricultura es fundamental para el logro de los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): acabar con el hambre y la pobreza. Sin embargo, es importante considerar que los beneficios potenciales de la inversión en la agricultura y los sistemas alimentarios pueden ser superados por impactos adversos a nivel económico, social y/o ambiental. Por lo tanto, se requiere innovar en la forma de concebir la inversión en la agricultura y los sistemas alimentarios, a fin de contribuir a que beneficie también a los más vulnerables y se realice de forma que promueva el Desarrollo Sostenible.
Para proporcionar orientación sobre cómo realizar este tipo de inversiones, en 2014 el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) adoptó los Principios para Inversiones Responsables en Agricultura y Sistemas Alimentarios (CSA-IAR), y para respaldar la aplicación de los CSA-IAR, la FAO ha desarrollado el Programa Marco de Apoyo a la Inversión Responsable en la Agricultura y los Sistemas Alimentarios (sistema alimentario es la suma de los diversos elementos, actividades y actores que, mediante sus interrelaciones, hacen posible la producción, transformación, distribución y consumo de alimentos).
En base a los Principios CSA-IAR, la inversión responsable enfoca la creación de activos productivos y formación de capital, que puede comprender capital físico, humano o intangible, con miras a respaldar la realización de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) y el desarrollo sostenible, incluido el aumento de la producción y la productividad. Además, quiere respetar, proteger y promover los derechos humanos, especialmente la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional.